jueves, 26 de noviembre de 2009

Huracan Janet



“Chetumal es un inmenso cementerio”; “El ciclón ‘Janet’ arrasó Quintana Roo, sembrando la muerte y la ruina”, fueron algunos de los titulares que consignaron medios nacionales tras el paso del huracán “Janet”, el cual cambió de manera definitiva la vida y la configuración del Chetumal hace 54 años. El ciclón dejó más de 400 muertos de los cuales sólo se pudieron identificar 187, según información proporcionada por el cronista de la ciudad, Ignacio Herrera Muñoz.

Las ráfagas

Aproximadamente a las ocho de la noche del 27 de septiembre de 1955 entró a las costas de la Bahía de Chetumal el ciclón “Janet” que dejó convertidos en un cementerio la ciudad, las construcciones de aquella época eran en su mayoría de madera, incluido el Palacio de Gobierno. Sobrevivientes de esta catástrofe natural aseguran que horas antes había carros que llevaban altoparlantes avisando a la población que se preparara y no saliera de sus casas.

A las ocho y cuarto de la noche se empezaron a sentir las primeras ráfagas de viento fuerte con agua, las calles estaban prácticamente desiertas, familias habían ido a los refugios como el Hospital Morelos y la Escuela Socialista “Belisario Domínguez” para resguardarse en la zona alta de la ciudad, otros acudieron a casas de material más resistente de conocidos o familiares para pasar el ciclón, las cuales eran muy pocas en la ciudad.

Durante horas los fuertes vientos arrasasaron con las construcciones de madera que interferían con su paso: viviendas, locales, puestos de todo tipo, postes y láminas se convertían en proyectiles mortales para las personas que por desgracia o negligencia se encontraban en las avenidas y calles de Chetumal. Después de varias horas de sentir el poder de este fuerte fenómeno, los habitantes percibieron una calma que les hizo salir de sus casas, pues pensaron que el ciclón había pasado.

La tragedia
En ese momento el ciclón reanudó su actividad con fuerza y regresó gran cantidad de agua de la bahía, que ya se había retirado varios metros de la costa, una ola gigante cubrió toda la parte baja de la ciudad llevándose a cientos de personas que murieron ahogadas, en algunos casos, familias enteras.

Otras cifras refieren que fueron más de 700 víctimas que dejó “Janet”; demasiados muertos si tomamos en cuenta que Chetumal sólo tenía 10 mil habitantes. Los cuerpos sin vida fueron levantados y transportados en “volquetes”, como si los cadáveres fueran escombro o material para la construcción, mismos que fueron arrojados en una fosa común en el panteón municipal.

Sobrevivientes dieron cristiana sepultura a sus seres queridos, pero ya los pestilentes cuerpos regados en las calles se hacían insoportables, por lo que Margarito Ramírez, gobernador de Quintana Roo, ordenó que con una pala mecánica se hiciera un hoyo grande en el panteón y así enterrar rápidamente a los desafortunados que en su mayoría eran familias completas.

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