jueves, 26 de noviembre de 2009

la gurra de castas


LA GUERRA DE CASTAS EN YUCATÁN
Por : Luis Reynaldo Tamay Dzul

La Historia de las luchas sociales presenta un extenso mosaico de conflictos bélicos en todos los países y en diversas épocas. México, y en especial la Península de Yucatán, no son la excepción. La Guerra de Castas es un claro ejemplo de ello, puesto que se manifiesta en circunstancias difíciles para los mayas. Los pueblos oprimidos, si no encuentran una salida pacífica, se alzarán en armas así les cueste la vida
En la historia de nuestro país hubo muchas rebeliones indígenas (una de ellas, la Guerra de Castas [1847-1901] lucha de los mayas del sur y oriente de Yucatán en contra de los hacendados yucatecos y, en general, contra los blancos [criollos y mestizos] de esa época) que mostraron la inconformidad social de los explotados.
Fueron varias las causas de este conflicto regional: el centralismo del gobierno mexicano, la lucha de facciones entre campechanos y emeritenses, la presencia inglesa en Belice (les vendían armas a los mayas rebeldes) y, sobre todo, el desmedido afán de poder y lucro de los hacendados. E igualmente los efectos fueron devastadores: crueldad y muertes en uno y otro bando, ciudades y poblados arrasados por la violencia, deterioro de la economía, entre otros.
Las huellas de la Guerra de Castas quedaron en muchos lugares de la Península de Yucatán. Leamos las líneas siguientes: “… me sorprendió hallar las ruinas cubiertas de hierba de una ciudad colonial española con una iglesia y una fortaleza rodeada de fosos y pintorescamente situada en una altura que dominaba un lago…” (Nelson Reed, en La Guerra de Castas en Yucatán). El autor se refería a la fortaleza de san Felipe en Bacalar, Quintana Roo.
También muchos escritores manejan el tema de la Guerra de Castas en sus obras. Tal es el caso de Hernán Lara Zavala (campechano, radicado en el D. F. y autor de otras novelas y cuentos ambientados en Yucatán) quien en su libro “Península, península” recrea de una manera notable la situación y el entorno de este conflicto social.
Generalmente la violencia genera más violencia. Durante la Guerra de Castas en Yucatán los límites de lo aceptable, la crueldad desatada, fue por una y otra parte. Cabe decir, en justificación de los rebeldes mayas, que vivían en condiciones infrahumanas y que la injusticia en contra de ellos había rebasado toda frontera. Mérida estuvo a escasos días de caer en manos de los sublevados. Sin embargo no fue así. El llamado de la tierra pudo más y aquellos que veneraban al maíz volvieron a sus milpas pues se acercaban las primeras lluvias. Hay una lección en esto: siempre que existan condiciones de injusticia social, los desposeídos alzarán su voz y su coraje.

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