Ya hemos visto varias experiencias anteriores, con escarabajos, abejas, caballos, y hasta con peces que nos demuestran que las matemáticas no pueden considerarse una capacidad exclusiva de la especie humana. También algunas especies de primates son capaces de realizar operaciones aritméticas sencillas. Lo que no se sabía hasta la fecha es que los pollos tienen también esa capacidad innata para sumar y restar.
Al menos, eso asegura uno equipo de científicos de las Universidades italianas de Trento y Padua, donde han realizado una experiencia que demuestra que estos animales realizaron operaciones de aritmética básica para averiguar ante dos pantallas cuál era la que ocultaba el mayor número de objetos conocidos.
Al parecer, los pollos intentan estar cerca de los elementos con los que se han criado, de la misma manera que están al lado de su madre y la siguen nada más salir del huevo. Ese instante de reconocimiento se reconoce como “impronta”. Les deja huella. Así, los investigadores compraron polluelos de apenas unas horas y durante dos días les tuvieron en jaulas con varias cápsulas amarillas de huevos Kinder.
Después, al situarles en una caja con arena en la que había dos pantallas ligeramente enfrentadas y que ocultaban dichas bolas amarillas, los pollitos miraban a ambos lados de la pantalla, y se quedaban donde había un mayor número de bolas.
Con otras experiencias por el estilo, se lograron también resultados similares, demostrando que la habilidad para sumar y restar es innata en estas aves.
Al menos, eso asegura uno equipo de científicos de las Universidades italianas de Trento y Padua, donde han realizado una experiencia que demuestra que estos animales realizaron operaciones de aritmética básica para averiguar ante dos pantallas cuál era la que ocultaba el mayor número de objetos conocidos.
Al parecer, los pollos intentan estar cerca de los elementos con los que se han criado, de la misma manera que están al lado de su madre y la siguen nada más salir del huevo. Ese instante de reconocimiento se reconoce como “impronta”. Les deja huella. Así, los investigadores compraron polluelos de apenas unas horas y durante dos días les tuvieron en jaulas con varias cápsulas amarillas de huevos Kinder.
Después, al situarles en una caja con arena en la que había dos pantallas ligeramente enfrentadas y que ocultaban dichas bolas amarillas, los pollitos miraban a ambos lados de la pantalla, y se quedaban donde había un mayor número de bolas.
Con otras experiencias por el estilo, se lograron también resultados similares, demostrando que la habilidad para sumar y restar es innata en estas aves.
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