lunes, 30 de noviembre de 2009
selva la candona
La Selva Lacandona está ubicada en el estado de Chiapas, México. La región está poblada por el pueblo maya Lacandón, de ahí su nombre. Cobró notoriedad con la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994.
La Selva Lacandona saltó a la fama en los años noventa por convertirse en territorio controlado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), grupo insurgente de raíces populares, liderado por el subcomandante Marcos. Desde esta intrincada selva situada en el Estado de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, se proclamaron las sucesivas “Declaraciones” (de “la primera”, a “la sexta”) que constituyen la base ideológica, no sólo de ese movimiento, sino de otros grupos afines en todo el mundo.
Durante muchos años, tras la primera revolución, se mantuvo el statu quo de territorio prácticamente autónomo. Aunque había cierta presencia militar del gobierno federal, amparada en el control fronterizo y la persecución del tráfico de armas y “enervantes”, los zapatistas campaban a sus anchas por los distintos municipios que conforman dicho territorio.
Por su lado, los lacandones, pobladores originales de la selva que lleva su nombre, descendientes directos de los antiguos mayas, han mantenido su esencia (aún muchos visten con sus largos y blancos atuendos tradicionales, y hablan entre ellos un dialecto del maya) adoptando cierta equidistancia relativa (muchos de los integrantes del EZLN son lacandones, pero otros grupos se han confrontado directamente al movimiento zapatista, pasando a colaborar con los federales).
Durante siglos, los lacandones han basado su economía en la agricultura nómada, quemando extensiones más o menos amplias de selva para cultivarlas durante unos años, y luego abandonarlas para que la vegetación silvestre reconquistara el terreno. Esta técnica se convierte en ecológicamente insostenible bajo cierta presión demográfica, por lo que en los últimos años, convencidos por las subvenciones recibidas por el gobierno del Estado de Chiapas, pero también con el apoyo del EZLN, han ido derivando su tradicional base económica hacia el turismo sostenible o ecoturismo.
La verdad es que las posibilidades de este tipo de turismo en la Selva Lacandona son impresionantes. De un lado, se trata de un territorio prácticamente virgen, con gran profusión de lagos, ríos y arroyos; montañas relativamente importantes (los Montes Azules son considerados Reserva de la Biosfera), y la selva esmeralda inundando el paisaje. Por otro lado, la historia subyacente, con presencia de importantes yacimientos arqueológicos de origen maya. No olvidemos que, en las inmediaciones, se encuentran los impresionantes restos arqueológicos de Bonampak (con la denominada capilla sixtina del mundo maya, situadas justo en medio de la Selva Lacandona y, hasta hace unos años sólo accesibles por aire gracias a una pequeña pista de aterrizaje construida a su lado), las de Yaxchilán (en la frontera natural del río Usumacinta con Guatemala) y las de Lacanjá, engullidas por la selva y actualmente visitables únicamente haciendo un emocionante y largo trekking a través de la jungla.
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